domingo, 16 de enero de 2011

CÓMO ORGANIZAR LA COCINA SIN…..


         Ten cuidado con eso, no puedes comer eso. Esas son las palabras que más se escuchan ahora en casa.
         Cuando convivimos con una persona alérgica hay  que seguir una serie de reglas o hábitos, pues de ellos dependen que el alérgico se sienta confiado y seguro en su propio hogar.
Antes de ponernos manos a la obra con la comida hay que pensar dónde vamos a cocinar. Si preparamos alimentos especiales en el mismo lugar en el que hacemos los nuestros corremos el peligro de que se “contaminen” unos con otros, es decir, que se quede alguna sustancia que, sin darnos cuenta, provoque una reacción alérgica. Como en casi todos los hogares no tenemos dos cocinas distintas, hay que tomar precauciones  a la hora de cocinar.
         Es muy importante mantener la cocina ordenada y limpia, asignarle el mismo asiento en la mesa también es una buena idea.
                   A la hora de cocinar es recomendable primero cocinar  la comida especial. Así se evitará que se mezcle con la del resto de la familia y se pueda producir la famosa contaminación cruzada. También es recomendable lavar todas las cacerolas, ollas o platos que se hayan utilizado anteriormente para preparar la comida. Es conveniente hacerlo incluso antes de meterlos en el lavavajillas, porque puede suceder que se quede algún resto y nos pueda dar algún susto.
         Siempre que se pueda, es aconsejable disponer de utensilios de cocian (cómo sartenes, alguna cacerola o cazo, cubiertos, tazas, vasos…), Es bueno que sean de distinto color  o incluso ponerle el nombre, así nunca tendremos duda, Hay que estar atento a que los cubiertos usados por la familia no contaminen los alimentos especiales.
         Las manos deben estar siempre limpias, no sólo por higiene, si no porque se ha podido tocar antes un alimento o un aperitivo y al servir la comida puede provocar una reacción adversa.
         Todo parece muy engorroso, pero pronto estos hábitos saludables para el alérgico, se convierten en rutina para todos los miembros de la familia, sin darles la menor importancia.